Términos como microbiota, disbiosis intestinal, o probióticos, eran totalmente desconocidos para la mayoría de la población en las generaciones que nos preceden, sin embargo cada vez es más habitual encontrarlos tanto en artículos médicos como en escritos divulgativos. Y es que somos una sociedad que al fin está despertando y ya no come para “llenar la panza”, sino para cuidar de su salud y prevenir enfermedades.
Antes de explicaros qué es la disbiosis intestinal y cuáles son sus síntomas, debemos comenzar por conocer un complejísimo y fascinante ecosistema de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo, la microbiota intestinal.
La microbiota, unos “microbios amigos” que velan por nuestra salud
A principios del s. XX ya se empezó a hablar de “bacterias buenas” y “bacterias malas”, estas bacterias buenas, junto con otros microorganismos vivos, forman la llamada flora intestinal o microbiota, un ecosistema que convive en perfecta armonía con una relación de simbiosis y que participan en funciones esenciales para nuestra salud. Una microbiota equilibrada está íntimamente relacionada con un buen sistema inmunitario, con el correcto funcionamiento del sistema digestivo y una adecuada absorción de los nutrientes, e incluso participa del desarrollo neurológico. Como ves, sí que son “buenas” estas bacterias.
Vamos a contarte algunos rasgos fundamentales para que puedas entender por qué es tan importante el equilibrio de este ecosistema. Si te interesa ahondar más aún en este tema, te recomendamos un libro publicado por el CSIC sobre la microbiota intestinal.
¿Cómo se forma la microbiota?
Los bebés en el vientre de su madre tienen el intestino estéril, es en el momento del nacimiento que reciben la primera colonización de bacterias y ahí comienza a formarse el que será un ecosistema único para cada persona. Este micro-universo que habita dentro de nosotros dependerá, para su buen desarrollo, de muchos factores como el tipo de alimentación, el estilo de vida, el estrés, la higiene, la toma de antibióticos, etc. Algunos agentes propiciarán su equilibrio y otros lo alterarán.
Qué es la disbiosis intestinal o disbacteriosis
Ahora que conocemos esa otra “huella dactilar” que nos hace únicos llamada microbiota, podremos entender mejor qué pasa si ésta se desequilibra. El término disbiosis intestinal o disbacteriosis se refiere a un desequilibrio en el número o tipo de microorganismos que forman la microbiota.
Sí, os hemos dicho que cada persona tiene su propio ecosistema, pero hay ciertos grupos de bacterias que son comunes a todas las personas y por ende se puede detectar cuándo existe esta alteración.
Como hacen referencia en este artículo de la Revista Sanitaria de Investigación, la disbiosis está infra diagnosticada, pese a que se ha demostrado ya su relación con alteraciones como enfermedades inflamatorias, el síndrome del intestino irritable, el síndrome metabólico y la obesidad, entre otras.
Quizás es el momento de que dediquemos un poco más de atención a ese universo que tenemos escondido.
Síntomas de la disbiosis intestinal
Los síntomas más evidentes de la disbiosis intestinal están asociados a trastornos digestivos, pero también nos puede alertar otro tipo de sintomatología.
Entre los síntomas asociados al sistema digestivo podemos encontrar:
- Distensión o hinchazón abdominal
- Diarrea o estreñimiento
- Digestiones pesadas
- Aumento de gases
- Sensibilidad o intolerancia a ciertos alimentos
- Mala asimilación de nutrientes
- Intestino irritable
Otros síntomas que podrían estar asociados:
- Infecciones de repetición (por ejemplo cistitis)
- Trastornos cutáneos inflamatorios (eccema, acné)
- Algunas enfermedades autoinmunes
- Cefalea
No hay todavía un acuerdo para unificar criterios respecto a la sintomatología más recurrente, sin embargo sí hay cada vez más estudios que demuestran su relación con muchas alteraciones del sistema inmunitario, enfermedades inflamatorias y trastornos intestinales.

¿Qué causa la disbiosis intestinal?
La disbiosis intestinal es multifactorial, no hay “un solo culpable” sino una serie de elementos que van minando la salud de la microbiota.
Esto puede tener varias consecuencias como los síntomas antes mencionados, e incluso en casos muy acusados derivar en el síndrome del intestino permeable, una alteración de la mucosa intestinal que hace que sustancias y microorganismos puedan saltarse la barrera protectora y filtrarse al torrente sanguíneo.
La disbiosis intestinal y la alimentación. Eres lo que comes.
La alimentación juega un papel fundamental, y esto es así desde que nacemos, la leche materna contiene una serie de bacterias que funcionan como probióticos y contribuyen a la formación de la microbiota.
Desde ahí suma y sigue, esta frase de “eres lo que comes” es más literal de lo que pensamos.
La ingesta elevada de carnes rojas, azúcares, alimentos procesados, aceites refinados, edulcorantes, etc… pueden aumentar la colonización de las “bacterias malas”, produciendo un desequilibrio.
Por el contrario, el consumo de una combinación de probióticos y prebióticos, tiene un impacto muy positivo en la salud de la microbiota.
Los antibióticos y la disbiosis, tan necesarios como potencialmente peligrosos
No cabe duda de que los antibióticos salvan vidas y es uno de los descubrimientos médicos que más han hecho por la salud global, pero no es menos cierto que hasta hace bien poco su uso no estaba regulado y se tomaban a discreción incluso para dolencias de origen vírico, frente a las cuales no tienen efectividad.
Los antibióticos son imprescindibles para acabar con la colonización de bacterias perjudiciales para nuestra salud, pero cuando se abusa de su consumo, especialmente en la infancia, o sin prescripción médica, pueden arrasar con una buena parte de la microbiota.
Esto no quiere decir que dejes de tomarlos, sino que hagas un uso racional de los mismos y que cuando hayas de hacer un ciclo no olvides proteger tu estómago y aumentar la ingesta de alimentos que regeneren la flora intestinal, como prebióticos y probióticos.
Además de los antibióticos otros medicamentos como anticonceptivos, hormonas y quimioterapia, también pueden ser causantes de la disbiosis intestinal.
Dieta elevada en proteína animal
Algunos autores consideran que las dietas hiperproteicas, donde predomina el consumo de carnes rojas, muchos ácidos grasos, azúcares y azufres, elevan el número de bacterias perjudiciales, por la actividad antimicrobiana que ha de realizar la bilis. Esto tiene un impacto muy negativo en el equilibrio de la microbiota intestinal.
Dieta baja en fibra, fruta y verdura
La fibra es un alimento probiótico que tiene el efecto contrario al anteriormente expuesto, al estimular el crecimiento de bacterias beneficiosas. Una dieta baja en fibra supondrá una carencia que hace flaco favor al equilibrio de la flora intestinal.
La fruta y verdura, por su parte, aportan antioxidantes, flavonoides, carotenoides, fibras fermentables y polifenoles, todo ello contribuye a disminuir la inflamación y la oxidación celular.
Otro aliado importante, como mencionamos con anterioridad, son los almidones resistentes, que al aumentar la producción de butirato, ayudan a regenerar la pared intestinal, por tratarse de un alimento extraordinario para los microorganismos que forman la microbiota.
Cualquier dieta que pondere el consumo de carnes rojas frente a estos otros nutrientes, puede acabar propiciando una disbiosis intestinal.
Obesidad
En una publicación de la revista pediátrica del 2009, ya se asociaba la disbiosis intestinal con la obesidad. La microbiota intestinal se considera un factor implicado en la regulación del peso corporal y las enfermedades asociadas a la obesidad. Los desequilibrios en el ecosistema intestinal (disbiosis) puede ser uno de los factores inflamatorios responsables del desarrollo de resistencia a la insulina y del aumento del peso corporal.

Diagnóstico de la Disbiosis
Principalmente hay tres pruebas diagnósticas a las que se recurre para poder confirmar la disbiosis intestinal, no son pruebas muy invasivas y arrojan resultados esclarecedores.
Test del aliento
Esta prueba cuantifica la concentración de hidrógeno, anhídrido carbónico y metano en el aire respirado, tras una ingesta controlada de lactulosa, glucosa o lactitol. Según el resultado obtenido se puede evidenciar un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.
Test de microbioma intestinal
El test clínico de microbioma intestinal analiza una muestra de heces que logra identificar y clasificar las bacterias presentes en la microbiota y de este modo determinar si existe un desequilibrio en la colonia.
Test de metabolitos en orina
Proporciona información acerca de la proliferación fúngica o bacteriana a nivel intestinal.
Tipos de disbiosis intestinal
Según sea el desequilibrio, podemos mencionar diferentes tipos de disbiosis. Esta división hace relación a su modo de originarse, que puede ser o bien por la reducción de la diversidad de microorganismos, o por la proliferación exagerada de alguno de ellos, o bien por las infecciones por parásitos.
Disbiosis por presencia de bacterias patógenas
El sobrecrecimiento de patógenos puede ser inducido por un aumento de bacterias perjudiciales, hongos, candidiasis o parásitos.
Esto sucede por numerosas causas, desde las relacionadas con la alimentación a la toma de medicamentos, o enfermedades autoinmunes como la enfermedad de Crohn.
Disbiosis por pérdida de microorganismos beneficiosos
Esto sucede por las mismas causas que propician el aumento de colonias perjudiciales, es muy común tras la toma de antibióticos o una mala dieta.
El efecto de los antibióticos no discierne entre las bacterias beneficiosas propias y los patógenos, por lo que actúa sobre ambos, destruyendo parte de los microorganismos que nos protegen de colonizaciones externas.
Disbiosis por pérdida de diversidad microbiana
Realmente todos los tipos de disbiosis están íntimamente relacionados, ya que un desequilibrio entre todos los microorganismos va a suponer una puerta de entrada para patógenos externos o sobrecrecimiento de alguna de las bacterias.
Cuanto mayor sea la diversidad de microorganismos, más se beneficiará la salud y el equilibrio del huésped que aloja la microbiota, en este caso nosotros.
Nos conviene cuidar a nuestros pequeños habitantes, que a su vez cuidarán de nuestra salud.
Tratamiento de la disbiosis intestinal con probióticos y prebióticos
Para lograr la eubiosis, el equilibrio a nivel intestinal, es necesario llevar una vida saludable, donde se realice ejercicio físico moderado y seguir una dieta donde se incluyan frutas, verduras, almidones resistentes y por supuesto alimentos probióticos.
Cuando ya se ha producido la disbiosis es importante acudir a un especialista, pero hay ocasiones en que es leve por causa de la toma de algún medicamento y se puede mejorar con una mayor ingesta de probióticos y prebióticos.
En nuestro anterior post sobre fibra y estreñimiento, os explicamos la diferencia entre alimentos probióticos y prebióticos. Los probióticos son esos microorganismos beneficiosos que habitan en nuestra microbiota, y los prebióticos lo forman las fibras no digeribles que constituyen el alimento de los anteriores.
Los probióticos y prebióticos están presentes en varios alimentos, pero hay casos en los que es necesaria una suplementación extra.

Dieta ideal para la disbiosis intestinal y alimentos prohibidos
Ya hemos ido mencionando en otros apartados de este artículo los alimentos que propician la eubiosis y cuáles, sin embargo, podrían causar la disbiosis. Os los enumeramos:
Alimentos para prevenir o revertir la disbiosis intestinal:
- Da prioridad a frutas, verduras, legumbres, frutos secos y semillas por su acción antioxidante, antiinflamatoria y prebiótica.
- Propicia la ingesta de alimentos fermentados y con organismo vivos como el yogur, kéfir, chucrut, vinagre de manzana crudo o encurtidos.
- Consume alimentos prebióticos como el plátano verde, cereales integrales, semillas de lino, alcachofas o espárragos. No olvides incluir nuestro pan, elaborado con harina de teff y de arroz, cuyo proceso de enfriamiento aumenta la presencia de almidones resistentes que actúan como fibras fermentables, favoreciendo además la presencia de butirato, que cumple funciones antiinflamatorias y protectoras.
- Es también importante un aporte de grasas saludables, como el aceite de oliva, aguacate, pescados ricos en omega 3, o frutos secos.
- Y no podemos dejar de mencionar la importancia del modo de cocinar los alimentos, evitando fritos o platos muy elaborados.
Alimentos a evitar:
- Consumo elevado de carnes rojas
- Productos ultraprocesados
- Alcohol
- Azúcares y edulcorantes
- Refrescos gaseosos y edulcorados
- Grasas Trans
Panteff y la microbiota
Ahora que ya sabemos mucho más sobre la microbiota y su salud, vamos a hablaros de por qué incluir Panteff en tu dieta puede beneficiar tu salud intestinal:
- Alimento prebiótico: nuestro pan es un alimento prebiótico, los cereales de los que se compone (teff y arroz) se incluyen tras un proceso de enfriamiento que los convierten en carbohidratos complejos de muy alta calidad, con una elevada presencia de almidones resistentes. Los almidones resistentes se alojan en el colon, donde actúan como fibras fermentables, que son “el alimento preferido” de la microbiota.
- El Butirato: el butirato es un ácido graso de cadena corta que se produce en el proceso de fermentación de los almidones y que propicia la proliferación de las bacterias buenas. Tanto las grasas, como los cereales y otros fitonutrientes, que están presentes en nuestros panes, favorecen el equilibrio de la microbiota gracias a que propician la presencia de butirato.
- Libre de gluten, azúcar o almidones añadidos: los cereales con los que se elaboran los panes de Panteff no contienen gluten. Además están exentos de modificaciones genéticas, lo cual tiene un impacto muy positivo en la salud intestinal. Tampoco se encuentran entre sus ingredientes azúcares o almidones añadidos. Todo ello tiene un efecto conjunto que convierte a Panteff en un alimento altamente funcional que contribuye al equilibrio de la microbiota.
- Apto para dietas antiinflamatorias: gracias al efecto en sinergia de todos los ingredientes de nuestros panes, se ayuda a frenar los procesos inflamatorios. Además el butirato cumple funciones antiinflamatorias y protectoras del sistema inmunológico, ya que mejora la impermeabilización de la mucosa intestinal.
Imagina lo que un simple gesto, como cambiar el pan que consumes habitualmente, puede ayudarte a mejorar tu salud.
Prevención de la disbiosis intestinal
La prevención para evitar este desequilibrio comienza desde el nacimiento, dado que desde ese momento empezará a formarse ese universo oculto que habita nuestros cuerpos.
Será beneficioso un parto natural y el consumo de leche materna para que la microbiota comience a formarse y a partir de aquí es clave llevar una vida saludable.
Una alimentación sana, la práctica de ejercicio, reducido consumo de alcohol y los alimentos mencionados con anterioridad serán garante de una microbiota rica, variada y sana. Además de gestos como cambiar el consumo habitual de pan.
La disbiosis intestinal es una enfermedad que, hoy en día, sigue siendo una gran desconocida. Sin embargo, implica gran cantidad de síntomas que pueden dificultar la vida del paciente. Es una patología de difícil diagnóstico y con la que muchas personas se acostumbran a vivir.
Como hemos podido comprobar en los diferentes artículos revisados para escribir este artículo, se destaca la importancia de la dieta. Hay también un gran acuerdo sobre el impacto del estilo de vida que se lleve, tratando de regular los niveles de estrés, realizar ejercicio de forma regular y seguir unas pautas u horarios para las comidas.
Ahora que ya sabes que dentro de ti habita todo un universo al servicio de tu salud, ¿comenzarás a cuidar más tu alimentación? Desde Panteff te ayudamos a hacerlo.